Cristina mal acompañada
La orden llegó a varios operadores y funcionarios: hay que para a Luis Juez.
En ese contexto el ministro de Justicia Alberto Iribarne salió a tratar de pararlo, diciéndole a Juez que no tirara denuncias al boleo y recordándole que desde 1930 en nuestro país no ha habido fraude electoral.
La respuesta no se hizo esperar: no se callará ni le pondrán una mordaza.
El intendente cordobés se ha parado en una posición muy dura y sin vuelta atrás según se puede deducir de las declaraciones y actitudes que viene sosteniendo.
Ha dicho algo por todos sospechado, que en las elecciones hay trampa. Ha llevado la discusión a otro ámbito y la ciudadanía lo ha acompañado. Saltó el esquema de hablar y proponer sobre la gestión de gobierno en las diversas instancia como forma de posesionarse y ganar adeptos y votantes.
Se paró en lo que es su perfil, fue fiel a sí mismo. Se concentro en la crítica al modelo de la política entendida como negocio y a espalda de la gente. Volvió a levantar las consignas en las que se recostó para ser intendente y que ahora lo llevaron a una diputa por la gobernación sumamente reñida.
El tema, instalado a lo ancho y largo del país, se ha transformado en un verdadero problema.
Porque por un lado, dejó que la candidatura oficial quedara a merced de Unión por Córdoba, aunque lleve por nombre Frente para la Victoria
Para amplios sectores especialmente de la ciudad de Córdoba la candidata será impulsada por lo más desprestigiado de la política.
Por otro lado, y posiblemente lo que trascienda a la coyuntura electoral, Luis Juez ha roto un código implícito de la práctica política. A puesto serias dudas sobre los mecanismos electorales y sobre prácticas amparadas por las fuerzas mayoritarias.
No es que haya dicho algo nuevo, la que pasa es que lo dice desde una ciudad donde casi el 52% de los votos lo acompañan y que esta peleando voto a voto la gobernación
Ese es el principal problema: lo dice, no desde un grupo critico, sino desde un amplísimo consenso social de uno de los mayores distritos electorales.